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viernes, 20 de septiembre de 2019

SÉ QUE NUNCA ME FALLARÁS, OH CRISTO

Oh Cristo, sé que para siempre es tu fidelidad;
porque en tu nombre que es sobre todo nombre, no existe sombra de variación.
Maldito el que confía en el hombre, dice tu Palabra de eternidad.
Y es que el ser humano de lo guardado, no guarda su corazón.

La sabiduría que es de lo alto,
no es consubstancial al hombre en su afán de notoriedad.
Ser protagónico, oh Señor, en él es lo imperativo,
y no le permite sustentarse en la sagrada verdad.

La Biblia, dice: Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
Pero el Cordero inmolado en su perdón es el gran Yo Soy Soberano.
Y al malhechor crucificado que pudo arrepentirse,
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Cuando le das al Todopoderoso Rey de reyes toda la gloria,
el yugo se torna fácil y ligera su carga.
Y en el trabajado y cargado hay victoria;
porque a Dios agrada.

El fatuo nunca puede dar lo excelente al Señor de señores,
y es como el tamo que se lleva viento.
De lo alto desciende toda buena dádiva  y todo don perfecto, que son para el alma sus prodigiosos bienes.
Velad y orad para no caer, aun estando firmes, y clamad al Sumo Hacedor del firmamento.
                      Paz de Cristo 
              













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