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martes, 22 de noviembre de 2022

AUNQUE EN TU VIDA SEA PERSISTENTE LA TENTACIÓN DEL MALIGNO, TÚ PERPETÚA LA ADORACIÓN EN CRISTO

  • La Biblia dice: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tienen cuidado de vosotros. 
  • Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
  • Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
  • A él sea la gloria y el imperio por los siglos. Amén. 
  • Oh mi Cristo, Tú nos preservarás del camino de muerte a tus escogidos siervos, 
  • y nos guardarás de la sordidez del moribundo.
  • Harás, oh Señor, que tu celestial santidad en nosotros respladezca,
  • para recibir de gracia el eterno Edén. 

  • Oh Alto y Sublime, 
  • nadie se puede sustraer a la obscura concupiscencia;
  • pero si está en tu adn, resístela impertérritamente,
  • con tu espiritual excelencia. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • en los días de tu carne, el diablo también te tentó.
  • Pero en su abismal obscurantismo, había una ingente malignidad exenta de fe;
  • y todo su satánico plan, oh Rey  de reyes, ante tu excelsa gloria se frustró.

  • Oh Cristo Jesús, 
  • toda perversa obscuridad, 
  • se desintegra en el perímetro eterno de tu inaccesible luz,
  • oh gran Yo Soy, que es la magnificente santidad.

  • Jesús, dijo: Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
  • Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
  • Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 
  • Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 
  • Yo les he dado tu palabra; y el mundo les aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
  • No ruego que los quites del mundo, sino que los  guardes del mal.
  • No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
  • Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
  • Oh Cristo Altísimo, Tú siempre has amparado a tus siervos, 
  • para que testifiquen de tus prodigios gloriosos.
  • Oh Alto y Sublime,
  • guárdanos de los malignos,
  • que se arrastran por el lodo nauseabundo.
  • Y haz sentir el gozo celestial,
  • a todo ser moribundo;
  • que se mostró contrario, oh gran Dios, a tu excelsa verdad.
  •                 Paz de Cristo 

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