- Oh mi Cristo,
- Tú me has dado los mimbres espirituales que sustentan mi existencia.
- Y es con la llenura del Santo Espíritu,
- cuando fluye en mi ser la celestial excelencia.
- Oh Cordero inmolado,
- con tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario,
- lavaste, en el que cree en tu glorioso nombre todo pecado;
- porque sació su sed, oh Señor, con el agua purificadora de tu santuario.
- Oh Sumo Alfarero,
- hubo vasos que después de ser moldeados en tu rueda, se desviaron de la santísima verdad.
- Pero Tú, oh Rey de la gloria, puedes hacer del que se extravío un vaso nuevo,
- para que el propósito de su alma, vuelva a ser de eternidad.
- Oh Cristo Jesús,
- mi espíritu quebrantado te adora.
- Y es que, el resplandor de tu sobrenatural luz,
- oh Rey de reyes, penetra en el corazón que con persistencia ora.
- Oh Sumo Hacedor,
- en el libro de la vida, figura escrito cuantas veces me glorié en tu majestuoso nombre,
- oh Cristo Redentor;
- porque Tú para mí, eres el único Dios, oh Hijo del Hombre.
- Paz de Cristo
miércoles, 9 de noviembre de 2022
USA TU MINISTERIO PARA GLORIARTE EN CRISTO
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