- Oh mi Cristo,
- no hay excelencia de gloria, que para la arbitraria santidad de tus siervos, sea innegociable y preceptivo cumplir.
- De las tinieblas a toda verdad nos llevó el Santo Espíritu,
- que ha de permanecer en el diario vivir.
- Oh Santo de Israel,
- de tu enseñanza bíblica, siempre se deriva a un inescrutable milagro.
- Y es que, sobredimensionar el don de la fe,
- se hace permeable, oh Señor, en tu glorioso santuario.
- Oh Hijo del Hombre,
- la estela de tu eterno pensamiento, se hizo visible en tu preciso y precioso ministerio.
- Tus genuinos discípulos estamos concernidos en tu excelso nombre que es sobre todo nombre,
- para asumir la manifestación de gloria del más grandioso misterio.
- Oh Alto y Sublime,
- en tu visitación, nuestra alma participó fervientemente del Evangelio de la gracia.
- Y por el conocimiento de las buenas nuevas, ya nada nos exime,
- de estar sujetos a tu perfecta obediencia.
- Oh Sumo Alfarero,
- con la gloria, han sido sellados tus vasos de eternidad.
- Y será en el día postrero.
- oh gran Yo Soy, cuando sabremos si de la Sagrada Palabra, hemos sido hacedores en santidad.
- Paz de Cristo
domingo, 27 de noviembre de 2022
LAS EXPECTATIVAS DEL SER HUMANO, CAEN INVARIABLEMENTE EN LA AMBIGÜEDAD DEL MALIGNO, OH CRISTO
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