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lunes, 21 de noviembre de 2022

EL GRAN YERRO QUE COMETE LA HUMANIDAD, ES NO SER LIBRE EN CRISTO

  • La Biblia dice: Pero esto digo, hernanos: que la carne y la sangre no puede heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 
  • He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 
  • Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 
  • Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que esta escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 
  • ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
  • Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio  de nuestro Señor Jesucristo.
  • Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
  • Oh mi Cristo, en la prueba, superaremos toda aflicción,
  • para ser en tu majestuoso nombre consagrados.
  • Porque solo en  tu santísima verdad hay gloria. 
  • Oh Cristo Rey,
  • nada puede obrar santamente fuera de tu Espíritu;
  • porque todo el que no le profesa adoración a Él,
  • está en el séptico abismo de lo profano. 

  • Oh Cristo Redentor, 
  • tu sacrificio en la cruz del Calvario, sustenta los mimbres de la salvación.
  • Y es la intervención de tu piadoso amor, ante el escarnio y vituperio de la chusma, 
  • lo que convierte, y da inconmensurable fe al humano corazón. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • no cabía más  mamifestacion de gloria,  en la pureza de tus terrenales milagros.
  • Y no fue suficiente, para doblegar al fariseo inicuo y cruel, 
  • que nunca tornó en bondad sus lacerantes latigazos. 

  • Oh Fiel y Verdadero,
  • nuestra precaria mente no puede entender como te humillaste hasta lo sumo, para dar vida a trapos de tan obscena y sórdida inmundicia.
  • Oh Santo, el eco de tus gloriosas palabras resuenan aún en el ignoto universo; porque Tú verbalizaste: Consumado es. Momentos antes de expirar, crucificado en el madero. 
  • Y, oh Señor, diste luz, al que postrado a tus pies, vio su salvación en tu sobrenatural indulgencia. 

  • Oh Alfa y Omega, 
  • la predicación de tu ministerio público, fue siempre meridiana para el que quiso entender. 
  • Y es que, en todo exhorto de la Sagrada Palabra, 
  • libre y bienaventurado es el que puede creer.
  •                 Paz de Cristo 

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