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martes, 29 de noviembre de 2022

EN NINGUNA RAÍZ DE AMARGURA ESTÁS TÚ, OH CRISTO

  • Oh Cristo Redentor, 
  • en tu excelsa santidad, nunca hubo espacio para ninguna raíz de amargura.
  • Y fue en el ajusticiamiento abominable de la cruz del Calvario, donde diste visibilidad a tu eterno amor,
  • para el que creyere en tu redención, fuere en tu santo nombre una nueva criatura.

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • tus pensamientos de eternidad, los pusiste por obra en tu ministerio público.
  • Y únicamente por amor de tu nombre, 
  • los hiciste eternos en tus preceptos bíblicos. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • era tal tu piedad por el ser humano, que en tu santa paciencia se dormía tu lenta ira.
  • Y es que, Tú, oh Señor, enseñabas con señales y prodigios la verdadera fe,
  • para que el alma perversa se convirtiera.

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • tu perfecta rueda, no ha parado de restaurar ruinosas vasijas.
  • Porque tu grandioso afán en el día postrero, 
  • es que las almas que el Padre te dio, moren en la gloria salvas. 

  • Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
  • Tú has hecho lo inverosímil para la salvación de toda la humanidad. 
  • Y poco despues de alzarte a los cielos, nos enviaste el Consolador, tu Santo Espíritu, 
  • para que sin dar lugar a equívocos, nos llevara a la única y celestial verdad. 
  •                 Paz de Cristo 

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