- Oh mi Cristo,
- del santuario eterno soy; Tú me formaste a tu imagen, y conforme a tu semejanza.
- La predicación poética me es inspirada por el Santo Espíritu,
- para dar a conocer al mundo la bíblica certeza, que supla del maligno la séptica asechanza.
- Oh Hijo del Hombre,
- la tierra fértil me hizo una singular semilla.
- Y soy linaje del glorioso nombre que es sobre todo nombre,
- para ser el perfecto heraldo de la promesa profética.
- Oh Santo de Israel,
- ninguna inicua oposición puede parar el Evangelio de la gracia.
- Y es la altura, la anchura y la profundidad de la fe,
- la que dará olor fragante a la sordidez del alma.
- Oh Cristo Redentor,
- en tu abominable sacrificio de la cruz del Calvario,
- dejaste una estela indeleble e inmarcesible de excelso amor,
- que dio luz hasta en el entenebrecido corazón del mayor sicario.
- Oh Sumo Alfarero,
- la ley natural quebrantaste, para hacer de mí un vaso digno de honra.
- Y será en el día postrero,
- cuando me darás, oh gran Yo Soy, la eterna corona de gloria.
- Paz de Cristo
viernes, 4 de noviembre de 2022
PRESERVA LA ESENCIA DE TU IDENTIDAD EN CRISTO
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