- Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
- ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
- Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
- Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
- ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
- El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
- Oh mi Cristo, por tu Sagrada Palabra, lo que ya estaba hecho se vio;
- porque todo fue afirmado por tu excelsa diestra.
- Y todo lo que en el formulario de la mente de los seres humano viene a acontecer como diatriba,
- es porque a la sabiduría de lo alto no accedéis,
- y por lo mismo, no conocéis;
- al no ser por el Santo Espíritu, con su unción consagrados.
- Oh Alto y Sublime,
- en la Sagrada Escritura, los silencios de eternidad intercalados entre cada una de las palabras, tienen un audible sonido.
- Pero lo que el oído humano no percibe,
- es lo que, oh Señor, en tu manifestación de gloria es percibido.
- Oh Hijo del Hombre,
- el audio sobrenatural acontece con gran dificultad en los que no aguzan espiritualmente su oído.
- ¿Por qué al que le fue revelado tu majestuoso nombre,
- le fue de inspiración santa, oh Rey de la gloria, tu celestial sonido?
- Oh Sumo Hacedor,
- cada cosa de tu universal creación tiene una longitud de onda.
- Pero a mayor ofrenda de amor,
- nos será su audición por el Espíritu Santo revelada.
- Oh Fiel y Verdadero,
- tu onda Cristocéntrica abarca hasta el ignoto universo.
- Pero únicamente el que traspasare el umbral de la gloria en el día postrero,
- podrá escuchar el sonido eterno.
- Paz de Cristo
miércoles, 2 de noviembre de 2022
SIN PERFECCIONAR MI OÍDO ESPIRITUAL, NUNCA TE ESCUCHARÉ, OH CRISTO
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