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viernes, 18 de noviembre de 2022

EL QUE DESCONOCE EL TRASFONDO DE LA ESPIRITUAL PRUEBA, NO ESTÁ EN CRISTO

  • Oh Altísimo Redentor, 
  • no ha habido prueba más execrable que tu crucifixión en  el monte Calvario.
  • Y en tu  piedad no cabía más amor;
  • porque eras, eres y serás el Todopoderoso Señor del eterno santuario.

  • Oh Cordero inmolado, 
  • al cruel escarnio y  vituperio que tu sufriste, se sucedieron lacerantes latigazos cuyo restallido se oyó en todo el universo.
  • Y no hubo en tu boca, quejas, ni lamento audible, oh Omnipotente Redimidor, del mundanal pecado.
  • Y es que, tu preciosa sangre derramada, oh Rey de reyes, lavó toda humana iniquidad con la gracia del pacto nuevo. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • Tú ves el trasfondo de la vil humanidad caída,
  • que a ella misma no le es dado ver;
  • porque por la obscena desnudez, ha sido su alma pervertida.

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • Tú no has puesto impedimento, a hacer de nuevo el vaso roto.
  • Y será en el día postrero, 
  • cuando el Hijo del Hombre, salvará únicamente al discípulo valiente y probo.

  • Oh Alfa y Omega, 
  • tu misericordia es para siempre; porque te acuerdas de que somos polvo. 
  • Y has hecho bienaventurado al pobre en espíritu; porque en tu magnificencia se sustenta,
  • para que su eterna morada sea el glorioso firmamento. 
  •                   Paz de Cristo           

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