Hermana Marta, cuando el torrente de Cristo,
inunda tu alma;
se cambia la visión de lo inhóspito,
por la perfección del que ama.
Querida hermana Marta,
el Espíritu de Jesucristo nos lleva a la Verdad,
con el grito silencioso que evoca la Palabra;
porque el mayor gozo, es sentir a nuestro Señor en la Eternidad.
Hay libertad del Cielo
en el Nombre de Jesús.
Y en la Era de la Gracia, buscamos con desvelo
su Faz de inmensa Luz.
Vive sólo el presente,
postrada a los pies del Señor de señores;
porque su venida es inminente,
y arrebatados con su Iglesia, seremos transformados como ángeles.
La Nueva Jerusalén
será iluminada por el Señor.
Él es el Templo del Edén,
y el Rey de reyes del amor.
Dios te bendiga
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