La transparencia del corazón
está presa en Jesucristo:
ineludible condición,
para que de tu Santidad sea dueño el Espíritu.
Nuestra naturaleza humana,
se ve desbordada por el conocimiento de la Verdad.
Porque la senda angosta, no es mundana;
y su inercia pasa por la puerta ancha, exenta de Eternidad.
Sí, has sido escogido por el Señor.
¡Que privilegio!
Tu vanidad desmedida, no te ha permitido medir el amor
que es necesario, para predicar el Evangelio.
El Fruto del Espíritu,
nos da el perfecto cumplimiento
que ha de seguir el Santo en Cristo.
Y de Gracia, ha de ser siempre el manantial del sediento.
Oh Cristo, he de seguir tus pasos sin desmayo.
No sabré donde voy a recostar mi cabeza.
Dispondré mi vida, para en cualquier momento ser inmolado.
Porque del Cielo serás Santo, si tu gozo en el Señor Jesucristo, muestra longanimidad ante la execrable vileza.
Paz de Cristo
Paz de Cristo
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