Oh Altísimo Señor, en la Soberania de lo Eterno,
se traspuso tu Divinidad a la humanidad del Hijo del Hombre en Jesucristo.
El Misterio de la Piedad, se hizo manifiesto
en la Majestad indisoluble de tu Santo Espíritu.
Oh Cristo Jesús, Tú eres la imagen del Dios invisible; la revelada Palabra de nuestra Salvación.
Guardados en tu poder inconmovible,
contemplamos el Universo de tu Creación.
Oh Señor Jesucristo, en tu Ministerio público, nos dejaste una frase de Eternidad: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Y en tu axioma profético,
se consumó nuestra alma redimida.
Oh Rey de reyes, te hiciste carne de pecado,
para ser el último Sacrificio.
Y reconciliaste al mundo, como Cordero Inmolado,
con el Padre Altísimo.
Tu sepulcro,
al tercer día fue radiante Resurrección.
Y tu exánime cuerpo, oh Cristo,
se Glorificó en el Eterno Señor de su Todopoderosa Exaltación.
Paz de Cristo
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