Oh Cristo, la Sana Doctrina,
en la fe nos ha hecho unánimes.
El Evangelio la Santidad guarda,
y en su senda estamos firmes.
Oh Señor Jesús, después de Resucitado,
nos visitaste 40 días.
Diste Luz al erial reprobado,
y fructificó la miés que bendecías.
Oh Señor Jesucristo, la provisión
el Cielo derramó.
Y en perseverante oración,
nuestro corazón se postró.
Si vives cautivo en el Señor,
su Espíritu se moverá en la alabanza.
Y reconocerá tu clamor;
porque su gozo es nuestra radiante semblanza.
Oh Salvador, tu Gracia inmerecida,
nos ha loado.
Y nuestra alma ha sido saciada,
cuando el Eterno manantial de tu Palabra, fluyó como el exhorto de un Santo venero desbordado.
Paz de Cristo
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