Oh Cristo, aunque contemplaramos 1000 años una rosa,
no sabríamos como fue su creación en tu Gloria.
Te llamamos Señor; y no consumamos tu Palabra,
en nuestro fatuo entendimiento de la Eternidad Excelsa.
Oh Señor Jesucristo, nos sentimos discipulos
de tu Sagrada Escritura.
Sin embargo, oyendo; no oímos,
al apresurar nuestro pies a la contienda segura.
Seamos hacedores de la Santa Enseñanza,
y no sólo oidores.
Hasta las tildes se postran, oh Rey de reyes, en tu alabanza.
Oh Señor, no despreciarás al corazón contrito, de verdaderos adoradores.
Que no cabalguen las sombras,
en el frontispicio de nuestra fe.
Oh Señor Jesús, al Cielo elevamos encendidas plegarias;
para que podamos ver, donde el Espíritu ve.
La noche tenebrosa, oh Salvador,
resplandece con tu admirable Luz.
Nadie nos podrá separar del inefable amor,
por el que nos redimió, el Todopoderoso Cristo Jesús.
Paz de Cristo
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