Oh Cristo, confrontas mis hechos,
con la Palabra.
En oprobio de despropósitos,
se convierten cada mañana.
Oh Señor Jesús, el pecado,
nunca estorbó tu corazón.
Siempre fue proscrita la ocasión de profanar lo Sagrado;
porque tu alma se humilló hasta lo sumo en el perdón.
Oh Cristo Jesús, aprovisionamos con desdén
nuestro altar,
y lo dejamos a la intemperie.
Clama al Cielo el poder de amar,
para curar toda herida de muerte.
Oh Señor Jesucristo, se abre el Firmamento,
y derrama Paz Bendita.
Rinde cuentas al Fundamento,
para ser limpio de la inmundicia.
Oh Redentor, pesa en tu Santa balanza,
sólo el corazón circunciso.
Y en tu gran bonanza,
transformarás el huracán, en brisa Sagrada del infinito.
Paz de Cristo
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