Oh Cristo, la tierra,
ha de sustentarla el labrador de la Palabra,
para que del ciento por uno sea su fruto.
Es una doble incisión de la Espada,
que ahonda hasta la raíz, enseñoreandose de la fértil honra de lo bendito.
Oh Cristo Jesús, la inmortal semilla,
fue concebida perfecta en su creación.
Tú nos escogiste, oh Señor, como fieles siervos de tu adoracion.
Oh Señor Jesucristo, nos has concedido un solemne privilegio,
conocer el valor de lo Eterno.
En el Evangelio,
descubrimos el fragante olor del espiritual conocimiento.
Oh Señor de señores, el misterio Sagrado,
de una forma delicada diseñó el fruto.
En la Roca, se elevó un edificio perfeccionado,
que por su linaje arrostró el despiadado viento.
Oh Rey de reyes, de la visión Eterna,
nuestra provision ha sido el sello del Santo Espíritu.
Orad sin desmayo al Fiel y Verdadero que nos ampara,
para gustar la Salvacion del Altísimo Señor Jesucristo.
Paz de Cristo
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