- Oh Cristo Redentor,
- en tu inmolación en la cruz del Calvario hubo una inconmensurable piedad.
- Y sobrepasó nuestro conocimiento tu excelso amor,
- que es la santísima y única verdad.
- Oh Santo de Israel,
- la gloriosa manifestación de tus milagros,
- no obró su justicia en los inicuos corazones sin fe,
- que reprobaron, oh Señor, cada uno de tus sagrados pasos.
- Oh Cristo Jesús,
- el alma en tinieblas nunca pudo ofrendarte adoración.
- Y es que, sin tu majestuosa luz,
- no es posible recibir la sobrenatural bendición.
- Jesús, enfatiza: Yo conozco tus obras, que ni eres frio ni caliente. ¿Ojalá fueses frío o caliente!
- Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
- Oh Alto y Sublime,
- en tu doctrina de Unicidad perseveraré, profesándote gloria y honra hasta la final trompeta.
- Jesús, enseña: Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
- Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, del Evangelio de la gracia soy un ferviente heraldo, predicando con celo al espiritualmente moribundo,
- para que las entenebrecidas e hipócritas almas de la tierra, reciban la unción celestial de ser conversas.
- Paz de Cristo
domingo, 13 de marzo de 2022
LA HIPOCRESÍA ESPIRITUAL SUME EN LA OBSCURIDAD AL SER HUMANO, OH CRISTO
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