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lunes, 21 de marzo de 2022

SALMO 42:1-3 EN CRISTO

  • Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 
  • Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
  • Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
  • Oh mi Cristo, quebrantados estamos de espíritu, para que perdones nuestra ignominia.
  • A tus pies, oh Señor, estamos postrados;
  • y con el corazón arrepentido, pidiéndote clemencia por nuestros pecados. 

  • La Biblia dice: Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de como yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y alabanza del pueblo en fiesta.
  • ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío. 
  • Oh Santo de Israel, Tú eres nuestra roca: la inexpugnable fortaleza.
  • Y es que, únicamente en tu glorioso nombre confío. 

  • La Biblia constata: Dios  mío, mi alma está abatida en mí; me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, y de los hormonitas, desde el monte de Mizar. 
  • Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. 
  • Pero de día mandará Jehová su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo, y mi oración al Dios de mi vida.
  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, solo a ti he de amar, 
  • porque Tú eres mi perfecto fin; 
  • y tu santo nombre, mi alma la sed apacigua. 

  • La Biblia enfatiza: Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
  • Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
  • ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.
  • Oh Soberano Señor Jesucristo, 
  • al cielo clamamos tus hijos consagrados;
  • porque tu santo nombre, es nuestro eterno paraíso. 

  • Oh Alfa y Omega,
  • sin tu presencia nada somos. 
  • Y con la gracia recibida, superaremos toda prueba;
  • porque en el camino angosto, hasta el fin perseveraremos.
  •                  Paz de Cristo 

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