- Oh Cristo Redentor,
- inconmensurable fue el execrable padecimiento en tu crucifixión, asumiendo el abyecto pecado del mundo, para que recibiéramos de gracia la gloria.
- Y es que, tu excelso amor,
- oh Santo de Israel, transformó nuestra disoluta vida en victoria.
- Oh Omnipotente Señor Jesucristo,
- la ambigüedad nos asalta camino de Emaús.
- Tenemos el solemne privilegio de hablar, con el que al tercer día resucitó en el santo sepulcro;
- y desconocemos, por nuestra necedad, que es el mismo Cristo Jesús.
- Oh Fiel y Verdadero,
- será que nuestro ser, no es capad de disociar la efímera vida, de tu gloriosa eternidad.
- En la indolencia del espíritu necio,
- oh Señor, no se buscará nunca el trasfondo de tu santísima verdad.
- Oh Alfa y Omega,
- el ser humano se muestra errático en su búsqueda infructuosas de la libertad.
- Y no logra entender, en su utópica senda,
- que es condición indispensable la perfecta santidad.
- Oh gran Yo Soy,
- nos conmueve la grandiosa compasión de tu excelsa diestra.
- Y es que, de los dos pecadores a tu lado crucificados, a uno le dijiste: En el paraíso estarás conmigo, hoy.
- Y esto aconteció; porque tu piedad es eterna.
- Paz de Cristo
domingo, 6 de marzo de 2022
SED COMPASIVOS EN CRISTO
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