SALMO 48:1-3 EN CRISTO

• Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. 
• Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, en el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.
• En sus palacios Dios es conocido por refugio.
• Oh mi Cristo, en el aposento alto,
• fue investida de poder la grey;
• y al ser sellados por las arras del Espíritu, pudo predicar a toda criatura el santo Evangelio. 
• 
  
• La Biblia dice: Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; pasaron todos. 
• Y viéndola ellos así, se maravillaron, se turbaron, se apresuraron a huir.
• Les tomó allí temblor; dolor como de mujer que da a luz.
• Oh Soberano Señor, a tus siervos consagrados,
• en su devenir, 
• siempre les auguras gloriosa plenitud.
• 
  
• La Biblia enseña: Con viento solano quiebras tú las naves de Tarsis. 
• Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; la afirmará Dios para siempre. 
• Oh Señor Altísimo, en tu Espíritu, perpetuamente podremos resistir;
• porque todos los cabos ataremos, y ninguno nos quedará pendiente.
• 
  
• La Biblia constata: Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo.
• Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra. 
• Se alegrará el monte de Sion; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
• Oh Cristo Jesús, la puerta del cielo,
• no la abriremos sin tu presencia;
• porque fuimos engendrados por tu Espíritu, para poder ser tus verdaderos hijos. 
•  
• La Biblia asevera: Andad alrededor de Sion y rodeadla; contad sus torres.
• Considerad atentamente su antemuro, mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.
• Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará más allá de la muerte.
• Oh Rey de reyes y Señor de señores, 
• tus buenas nuevas de salvación eterna son la celestial bandera,
• que ondea desde la eternidad y hasta la eternidad, para el que es tu genuino adorador más ferviente.
•               Paz de Cristo