- Oh mi Cristo,
- el ser humano vive disfrazado de su execrable verdad.
- Y es que, de manera deliberada torna la Sagrada verdad del Santo Espíritu,
- en un perverso oprobio de obscuridad.
- Oh Santo de Israel,
- las hordas sépticas son objeto de una febril idolatría.
- Y burlan ignominiosamente a la fe,
- para ultrajarla con la más alevosa felonía.
- Oh Hijo del Hombre,
- el mundo es diametralmente opuesto a tu gloriosa santidad.
- Y es que, para creer en tu majestuoso nombre,
- se ha de revestir de la santísima verdad.
- Oh Cristo Jesús,
- Tú viniste a por las ovejas descarriadas de tu redil.
- Y la excelsa misión se tradujo en llevarlas de las tinieblas a tu admirable luz,
- que es el paraíso eterno, donde nunca será recibida la ciénaga inmunda y vil.
- Oh Soberano Redentor,
- el olor fragante emanaba de tu sacrificio de cruz, para redimir el pecado de la abyecta humanidad.
- De esa perfecta dádiva, oh Rey de la gloria, nos fue manifiesto tu eterno amor;
- y del que se hizo grandiosa exaltación, únicamente por el candor de las almas coronadas en santidad.
- Paz de Cristo
miércoles, 16 de marzo de 2022
NO HAY LIBERTAD, SINO EN CRISTO
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