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domingo, 10 de julio de 2022

A LA MÁS ABISMAL OBSCURIDAD, TÚ LA TORNAS EN LUZ, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • Tú disipaste la obscuridad hablándonos con el asna.
  • Y cuando cantó el gallo tres veces, nos diste espiritual conocimiento;
  • para interiorizar en nuestro ser, que tu Sagrada Palabra sana.

  • Oh Cristo Altísimo, 
  • mandaste parar al mar de ondas enarbolado y también a la tempestad, haciéndose grande bonanza.
  • Y es que, en el Lugar Santísimo, 
  • nada hace oposición al Todopoderoso Señor Jesucristo, que por gracia dio salvación al que en su glorioso nombre creyó, justificando su entenebrecida alma.

  • Oh Santo de Israel, 
  • Tú viniste a por los impios, a santificar el alma del que se había perdido. 
  • Y en esta purificación, intervendrá singularmente la fe;
  • si es que Dios te la hubiere concedido.
  •  
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • en tu ministerio público, el milagro de la conversión fue tu mayor manifestación de gloria.
  • Y es que, el que fuere celoso adorador de tu majestuoso nombre; 
  • en el día postrero, será coronado en victoria. 

  • Oh Cristo Jesús, 
  • tu muerte,  sepultura y resurrección dieron lugar al nuevo pacto de la gracia.
  • Y la obscuridad se transformó en luz,
  • cuando nuestra alma se sometió a los propósitos de tu excelsa diestra. 
  •                   Paz de Cristo 

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