- Oh mi Cristo,
- Tú disipaste la obscuridad hablándonos con el asna.
- Y cuando cantó el gallo tres veces, nos diste espiritual conocimiento;
- para interiorizar en nuestro ser, que tu Sagrada Palabra sana.
- Oh Cristo Altísimo,
- mandaste parar al mar de ondas enarbolado y también a la tempestad, haciéndose grande bonanza.
- Y es que, en el Lugar Santísimo,
- nada hace oposición al Todopoderoso Señor Jesucristo, que por gracia dio salvación al que en su glorioso nombre creyó, justificando su entenebrecida alma.
- Oh Santo de Israel,
- Tú viniste a por los impios, a santificar el alma del que se había perdido.
- Y en esta purificación, intervendrá singularmente la fe;
- si es que Dios te la hubiere concedido.
- Oh Hijo del Hombre,
- en tu ministerio público, el milagro de la conversión fue tu mayor manifestación de gloria.
- Y es que, el que fuere celoso adorador de tu majestuoso nombre;
- en el día postrero, será coronado en victoria.
- Oh Cristo Jesús,
- tu muerte, sepultura y resurrección dieron lugar al nuevo pacto de la gracia.
- Y la obscuridad se transformó en luz,
- cuando nuestra alma se sometió a los propósitos de tu excelsa diestra.
- Paz de Cristo
domingo, 10 de julio de 2022
A LA MÁS ABISMAL OBSCURIDAD, TÚ LA TORNAS EN LUZ, OH CRISTO
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