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jueves, 21 de julio de 2022

JOB 17:1,2 EN CRISTO

  • Mi aliento se agota, se acortan mis días, y me está preparado el sepulcro.
  • No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
  • Oh mi Cristo, ninguna cosa es comparable a tu vil ajusticiamiento en la cruz del Calvario,
  • donde profanaron tu deidad con execrables escarnios.

  • La Biblia dice: Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti. Porque ¿quién querría responder por mí?
  • Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.
  • Al que denuncia a sus amigos como presa, los ojos de sus hijos desfallecerán.
  • Oh Hijo del Hombre, Tú eres el principio y el fin.
  • Y a los que mo se arrepientan tu gloria no darás,
  • sino que en su abominable ignominia morirán.

  • La Biblia constata: Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
  • Mis ojos se oscureciendo por el dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
  • Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el impío. 
  • No obstante, proseguirá el justo su camino, y el impío de manos aumentará la fuerza.
  • Pero volved todos vosotros, y venid ahora, y no hallare entre vosotros sabio.
  • Oh Rey de reyes y Señor de señores, Tú aborreciste lo vil.
  • Tu bondad fue de inconmensurable excelencia;
  • y es que, no viniste a condenar al que se había perdido,
  • sino a darle salvación en tu gloria excelsa,
  • para que desde la eternidad y hasta la eternidad, oh Señor,  glorifique tu santuario.

  • La Biblia incide: Pasaron mis días, fueron arrancados los pensamientos, los designios de mi corazón.
  • Pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas. 
  • Si yo espero, el Seol es mi casa; haré mi cama en las tinieblas.
  • A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana. 
  • ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza, ¿quién la verá?
  • A la profundidad del seol descenderán, y juntamente descansarán en el polvo.
  • Oh vientos de Sion, 
  • nos elevaremos a la eterna Jerusalén, por ser heraldos de tus promesas.
  • Porque tus misericordias,
  • oh Cristo Jesús, son nuevas cada mañana.
  • Pero nuestra alma al maligno resistirá;
  • porque en la gloria morará, el que se arrepintió y fue un hijo probo. 
  •                  Paz de Cristo 

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