- Oh mi Cristo,
- desaprender la iniquidad es nuestra mayor apelación.
- Hemos de menguar hasta lo más nimio,
- para que crezca el Señor en nuestro atribulado corazón.
- Oh Alto y Sublime,
- el candor del alma está infravalorado.
- Nuestro objetivo es el fingimiento inmisericorde,
- que en su execrable impostura se ha enmascarado.
- Oh Hijo del Hombre,
- enrocado está el ser humano en la perversa maldad.
- Y no ha lugar, oh Señor, la revelación de tu santo nombre,
- para que se enseñoree en el inicuo corazón, la fortaleza inexpugnable de la sagrada verdad.
- Oh Soberano Redentor,
- tu muerte, y muerte de cruz, no conmovió al endurecido y malévolo ser.
- Y es que, toda la herrumbre del desamor,
- de su espíritu, alma y cuerpo ha de raer.
- Oh Fiel y Verdadero,
- Tú viniste a por el que se habia perdido.
- Y será en el día postrero,
- cuando gustarán de la muerte, al ver venir al Rey de reyes y Señor de señores en su reino bendito.
- Paz de Cristo
viernes, 22 de julio de 2022
EL ODIO SE ERIGE EN PROTAGONISTA DE LA HUMANIDAD, OH CRISTO
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