- Oh mi Cristo,
- exaltar tu glorioso nombre es mi firme propósito.
- Y por la celosa obediencia del Sagrado Escrito,
- renunciaré a las letales asechanzas del maligno.
- Oh Santo de Israel,
- tu majestuosa luz resplandeció hasta en lo más ignoto del universo.
- Tú eres, oh Señor, el autor y consumador de la fe.
- Y únicamente habrá salvación, para el que haya creido que Jesús es el Eterno.
- Oh Fiel y Verdadero,
- Tú eres el único digno de gloria.
- Y mi corazón se gloriará hasta el día postrero,
- dando testimonio de tu indeleble memoria.
- Oh Cordero inmolado,
- en la cruz del Calvario,
- loaste con tu redención al que se postró a tus pies con el corazón quebrantado;
- y éste es el que pudo abrir la sagrada puerta, oh Señor, de tu eterno santuario.
- Oh Alfa y Omega,
- de una sola sangre nos has hecho; y todos hemos sido llamados a la gloria.
- Pero solo los que adoramos tu santísima presencia,
- nos gloriáremos por la eternidad, oh Rey de reyes, en tu gracia absolutoria.
- Paz de Cristo
miércoles, 27 de julio de 2022
¡GLORÍATE SIEMPRE EN CRISTO!
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