- Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como éstas; consoladores molestos sois todos vosotros.
- ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder?
- También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en el lugar de la mía; yo podría hilvanar, y sobre vosotros mover mi cabeza.
- Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
- Oh mi Cristo, de la entenebrecida tormenta, presérvanos.
- Y seremos solicitos a creer;
- loando la fiel certeza,
- de tu eterno candor.
- La Biblia dice: Si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
- Pero ahora tú me has fatigado; has asolado toda mi compañía.
- Tú me has llenado de arrugas; testigo es de mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
- Oh Alto y Sublime, nefando devenir,
- que es obviado por la insolente estulticia;
- del que siente en sus carnes, la desolación del yermo desierto.
- La Biblia incide: Su furor ne despedazó, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mí enemigo.
- Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.
- Oh Rey de reyes, espeluznante prueba del que es tu irreprensible testigo;
- y es que, su esfuerzo por superar lo ímprobo, será un grandioso ejemplo, oh Señor, para tus aguerridos heraldos.
- La Biblia constata: Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo caer.
- Próspero estaba, y me desmenuzó; me arrebató por la cerviz y me despedazó, y me puso por blanco suyo.
- Me rodearon sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.
- Me quebrantó de quebranto en quebranto; corrió contra mí como un gigante.
- Cosí cilicio sobre mí piel, y puse mi cabeza en el polvo.
- Mi rostro está inflamado con el lloro, y mis párpados entenebrecidos, a pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido mi oración pura.
- Oh Santo de Israel,
- la misericordia es para siempre de un grado sumo,
- en tu majestuosa diestra.
- Tú eres, oh Fiel y Verdadero, el único Dios reinante;
- y conoces al que es santo,
- por ser una piadosa criatura.
- La Biblia enfatiza: ¡Oh tierra! no cubras mi sangre, y no haya lugar para mi clamor.
- Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas.
- Disputadores son mis amigos; mas ante Dios derramé mis lagrimas.
- Oh Cristo Redentor,
- a precio de sangre pagaste en la cruz del Calvario, nuestra impias amarguras;
- pero pudiste reconciliar con el Padre, a tus amadas almas.
- La Biblia contextualiza: ¡Ojalá pudiese dusputar el hombre con Dios, como con su prójimo!
- Mas los años contados vendrán, y yo iré por el camino de donde no volveré.
- Oh Cristo Altísimo,
- sin ti no era nada;
- y concernido en tu gloriosa piedad, salvo seré.
- Paz de Cristo
miércoles, 20 de julio de 2022
JOB 16:1-5 EN CRISTO
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