- Oh mi Cristo,
- la desafección es propia del maligno.
- El fariseo siempre estuvo desprovisto,
- de la sobrenatural gracia del Señor Altísimo.
- Oh Santo de Israel,
- de los espirituales silencios de la Biblia,
- hemos de mostrarnos solícitos a aprender,
- para ser desposeídos de la perniciosa estulticia.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú nos hablaste con la gloriosa concisión de lo eterno.
- Y es que, en tu nombre que es sobre todo nombre,
- se perpetúa el majestuoso encuentro.
- Oh Cristo Jesús,
- llegar a discernir la Sagrada Palabra,
- es tanto, como vivir en tu inaccesible luz;
- porque en su eterna naturaleza se guarda la pureza del alma.
- Oh Soberano Redentor,
- momento antes de tu expiración en la cruz del Calvario, verbalizaste: Consumado es.
- Nadie, nunca, dará tan grandioso amor,
- como el que, hasta los confines del universo, oh Rey de la gloria, derramaste en esos sagrados instantes.
- Paz de Cristo
martes, 5 de julio de 2022
LA INDIFERENCIA, LETAL CONSEJERA EN CRISTO
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