- Oh mi Cristo,
- te escribo incesantemente para reconocerme en tu piedad.
- Y escudriño con gran celo el Sagrado Escrito,
- para llegar al glorioso conocimiento de la sagrada verdad.
- Oh Sumo Arquitecto,
- enséñame a edificar en lo completamente derruido.
- Y haz inexpugnable el universal cimiento,
- que sustentará para siempre, oh Señor, lo que has bendecido.
- Oh Cordero inmolado,
- sé que había extremo gozo en tu espíritu, cuando en la cruz del Calvario redimiste a la impía humanidad.
- Porque con tu preciosa sangre derramada, purificaste el séptico corazon que se consagró para ser santificado,
- y morar, oh Rey de reyes, contigo en la eternidad.
- Oh Alto y Sublime,
- nuestro gran anhelo es traspasar el umbral de la gloria eterna.
- Y te loaré, oh Señor, con la incensada alabanza de olor fragante,
- para ser revestido de tu luz plena.
- Oh gran Yo Soy,
- manifiesta fue tu gloria,
- ayer y hoy;
- y lo será en el día postrero, para coronar a tus auténticos siervos con la eterna victoria.
- Paz de Cristo
jueves, 7 de julio de 2022
CONSUMA TU PIEDAD EN CRISTO
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