- Oh mi Cristo,
- ¿tu humillación extrema hasta la muerte, y muerte de cruz es un acto de valentía o de cobardía?
- Y la respuesta sobrenatural la diste con tu resurrección al tercer día, cuando tu admirable luz resplandeció en el santo sepulcro.
- E irremisiblemente el diablo con las hordas de demonios abyectos fueron vencidos; ante lo que mostraban el crujir de dientes de la obscena impudicia.
- Oh Cristo Redentor,
- Tú dejaste tu trono celestial, y te despojaste del cetro y el báculo, para ser Dios manifestado en carne.
- Y a los que tenemos el sublime privilegio de ser tus hijos, nos has participado de tu excelso amor,
- al habernos reconciliado indefectiblemente con el Padre.
- Oh Hijo del Hombre,
- en tu ministerio público, la grandiosa manifestación de gloria fueron tus excelentísimos milagros; la mayoría de los cuales, por tu propia voluntad quedaron en el anonimato.
- Y es en tu majestuoso nombre,
- donde tus escogidos siervos nos hemos santificado.
- Oh Santo de Israel,
- tu solemne humildad,
- nada tuvo que ver con conquistas materiales, sino con predicar el Evangelio de la gracia, por fe y para fe;
- y guiar a las almas perdidas, que no se sometían por acción o por omisión a la santísima verdad.
- Oh Alfa y Omega,
- para asumir la humildad; no se requiere, sino el anhelo de perseverar hasta el fin.
- Y es que, la absoluta dependencia de tu excelsa diestra,
- oh Señor, nos asirá a tu inaccesible luz, para morar en el eterno vivir.
- Paz de Cristo
martes, 26 de julio de 2022
INTERIORIZA LA HUMILDAD EN CRISTO
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