- Oh mi Cristo,
- Tú te despojaste del cetro de Sumo Creador para servir.
- Y para dar cumplimiento al Sagrado Escrito,
- te inmolaste en la cruz del Calvario; y nos reconciliaste con el Padre, dándote el beneplácito para a la perversa humanidad poder redimir.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú eres Dios manifestado en carne.
- Y revelaste tu majestuoso nombre,
- al siervo que con quebrantamiento de espíritu, siente el glorioso regocijo de poder adorarte.
- Oh Santo de Israel,
- de facto era la consecución de tus milagros, pero que a título individual los quisiste ocultar.
- Sabido es que para que se produjera el milagro habría de intervenir la fe;
- aunque lo preceptivo era el eterno milagro, de a su alma salvar.
- Oh Cristo Redentor,
- Tú te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Y lo único que nos pides, oh Señor,
- es que resplandezca la humildad de tus genuinos discípulos, para que seamos en lo inmundo luz.
- Oh Cordero inmolado,
- probados somos en grado sumo por tu humildad.
- Y es que, para ser bienaventurado,
- tu vida has de ofrendar en completa santidad.
- Paz de Cristo
domingo, 31 de julio de 2022
SÉ AL EXTREMO HUMILDE, PARA QUE TU ALMA SEA SALVA EN CRISTO
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