- Oh mi Cristo,
- nada soy, sino estoy asido a tu glorioso nombre.
- Solo concernido en la verdad del Santo Espíritu;
- habré andado, como anduvo el Hijo del Hombre.
- Oh Alto y Sublime,
- de tu inconmensurable piedad, fluye lo que excede a todo conocimiento que es tu eterno amor.
- Y tu gracia a nuestra alma bendice,
- con la fidelidad de su inmarcesible candor.
- Oh Sumo Creador,
- por tu Sagrada Palabra, el universo que no podía verse se descubrió, para que la humanidad lo pudiera ver.
- Y es la espada el Espíritu de tus Sagradas Escrituras, siendo del pecado su doble filo extirpador;
- para que en el nuevo pacto de la gracia, podamos fervientemente creer.
- Oh Rey de reyes y Señor de señores,
- la vida sin tu majestuosa presencia se sume en una tristeza abismal.
- Y son tus celestiales bendiciones,
- oh Rey de la gloria, las que nos sanan de todo mal.
- Oh gran Yo Soy,
- ahonda en nuestras perniciosas profundidades la semilla piadosa, para que a la sazón dé el fruto de gloria.
- Y sintamos la eternidad en el hoy,
- para que el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, nos corone en victoria.
- Paz de Cristo
miércoles, 27 de julio de 2022
QUÉ MI PIEDAD SEA AFÍN A TU SANTO NOMBRE, OH CRISTO
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