Powered By Blogger

miércoles, 2 de agosto de 2023

EL MILAGRO SE MANIFIESTA EN TU LUZ INACCESIBLE, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;
  • y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
  • Cuando Jesús la vio la llamó, y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
  • Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó, y glorificaba a Dios.
  • Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay  en que se debe trabajar en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 
  • Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
  • Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?
  • Al decir estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él. 
  • Oh mi Cristo, en todo caso, resulta desaprobado el hecho jactancioso;
  • porque la pureza de tu milagro, tenía como único fin sanar.
  • Y nadie puede suplir, oh Señor, tu perfecta verdad con la ritualidad del malintencionado subterfugio. 
  • Ante todo, siempre hemos de creer,
  • en el Todopoderoso,
  • sabiendo de facto, que es el autor y consumador de la fe.

  • La Biblia enseña: Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 
  • Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tu haces, si no está Dios con él. 
  • Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, el que no naciera de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 
  • Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
  • Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciera de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 
  • Lo que es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
  • No te maravilles, de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
  • El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 
  • Oh gran Dios, 
  • aquí, es cuando de gracia recibimos el don de la fe.
  • Y sólo tus siervos consagrados; 
  • en tu majestuoso nombre, han podido creer. 
  • Porque de Sion son los espirituales vientos, 
  • que nos han concernido de fe.
  • Y es que, oh Sumo Alfarero, 
  • Tú eres Dios manifestado en carne, exortándonos el glorioso Evangelio. 

  • La Biblia constata: Al anochecer, descendieron sus discipulos al mar,
  • y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. 
  • Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.
  • Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.
  • Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. 
  • Ellos con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.
  • Oh Santo, en este portentoso milagro; y ante la imposibilidad de poderlo descifrar,
  • sentimos el privilegio de poder testificar con ilimitada fe, oh Señor, tu transitar sobrenatural por los senderos más singulares y bellos.
  • Ningún impedimento te supuso la marejada, 
  • que arreció a sotavento, o a barlovento. 
  • Y es que, si mis coordenadas evaluais; 
  • en nada, con las marítimas al uso, registrase podrían.

  • La Biblia asevera: Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. 
  • Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
  • El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. 
  • Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simon Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
  • Y los otro discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaba de tierra sino como doscientos codos.
  • Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 
  • Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
  • Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grades peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos la red no se rompió.
  • Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú quién eres? Sabiendo que era el Señor. 
  • Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 
  • Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discipulos, despues de haber resucitado de los muertos. 
  • En la inaccesible luz, 
  • únicamente vive el Dios Eterno. 
  • Y de su gloria han recibido bendiciones, 
  • los que con gran fervor, oh gran Yo Soy, te han podido adorar.
  • Y serán bienaventurados;
  • porque en tu majestuoso nombre, edificaron la edénica paz,
  • que el maligno a los genuinos heraldos pretendió conculcar.
  • Pero en tu fortaleza inexpugnable, el verdadero siervo se santificó,  
  • oh Rey de la gloria, para al errático profesarle amor.
  • Y por ser, el Altísimo Señor Jesucristo, el primogénito de los muertos resucitado,
  • se hizo su inconmensurable  exaltación, en la magnificencia de los benditos cielos. 
  •                Paz de Cristo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario