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martes, 15 de agosto de 2023

NO TE PLIEGUES A LAS VELEIDADES DEL MALIGNO EN CRISTO

  • Más Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.
  • Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
  • Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y Recorría las aldeas de alrededor, enseñando. 
  • Oh mi Cristo, es de gran frustración, en tu propia tierra, esta actitud ignominiosa.
  • Pero no son otros, sino tus propios paisanos, 
  • oh Señor, los que desecharon tu gloria con su espíritu nefando.

  • La Biblia enseña: Por  lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
  • Vestíos de toda armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 
  • Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
  • Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 
  • Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 
  • y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
  • Oh Alfa y Omega,
  • fue tu excelsa diestra la que nos puso el sello sagrado,
  • con el que nos conciernes,
  • de tus gloriosas bendiciones.
  • Y así, la senda angosta nos será propicia, 
  • para alcanzar la sobrenatural santidad.

  • La Biblia constata: Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
  • El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. 
  • Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma. 
  • Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. 
  • Oh Sumo Redentor, tuyo es el nuevo pacto de la gracia excelsa,
  • que nos ha dado vida eternamente. 
  • Sublime paz, oh gran Yo Soy, tiene el que de todo su corazón te ama;
  • porque nada nos sacia más, que el agua de tu bendita fuente. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • toda tu provisión de gloria, 
  • la hemos interiorizado tus genuinos siervos. 
  • Y porque vivimos por fe,
  • nuestros nombres están escritos en victoria, 
  • en los inconmensurables cielos.

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • la sagrada huella de tus santísimos pies, nos determina a seguir por la senda angosta. 
  • Y por la piedad de tu majestuoso nombre, 
  • traspasaremos el umbral de la incomparable gloria. 
  •                  Paz de Cristo 

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