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sábado, 26 de agosto de 2023

SALMO 69:1-3 EN CRISTO

  • Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
  • Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
  • Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios. 
  • Oh mi Cristo, sin tu bendición no somos nada.
  • Y es que, gracias a que tu gracia nos ha perfeccionado, 
  • perseveraremos en la senda de los siervos aprobados.

  • Se han aumentado más que los cabellos de mí cabeza los que me aborrecen sin causa; se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?
  • Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos.
  • Oh Santo de Israel, 
  • tu sangre majestuosa, es únicamente la que puede purificar a los inicuos.

  • No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
  • Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro.
  • Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre.
  • Oh Rey de la gloria, ningún discípulo te podrá agradar sin fe.
  • Y es el camino más angosto, 
  • por donde discurrirá, el que en tu excelso nombre anhele santificarse.

  • Porque me consumió el celo en tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.
  • Lloré afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta.
  • Para consumar mi glorioso fin,
  • superaré toda perniciosa barrera. 

  • Puse además cilicio por mi vestido, y vine a serles por proverbio. 
  • Hablaban contra mí los que de sentaban a la puerta, y me zaherían en sus canciones los bebedores.
  • Oh gran Dios, el impostor nunca aceptó tu santo Evangelio;
  • y por lo mismo, hizo absoluto desdén de tus celestiales bendiciones. 
  •                 Paz de Cristo 

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