- Jesús, enseña: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
- Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
- El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creido en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
- Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
- Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, pará que sus obras no sean reprendidas.
- Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
- Oh mi Cristo, tu luz eterna,
- nunca la verá el mundo, si no se pudiere asir a la fe.
- Y la predicación de los siervos consagrados,
- raerán sus tinieblas,
- de los ancestros recibidas,
- para a la postre ser santificados.
- Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
- y el que me ve, ve al que me envió.
- Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
- Al que oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
- El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
- Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.
- Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
- Oh Cristo Jesús, en tu santo nombre todo se creó,
- y se consumó.
- Y son tus prodigiosas glorias,
- las que no percibe el espitualmente moribundo.
- Oh Sumo Alfarero,
- en tu perfecta rueda todo se puede trasformar;
- aquí léase: también el que se ha sometido a las tinieblas del abismo.
- Oh Cristo Altísimo,
- no otro, sino Tú;
- vives en el cielo santísimo,
- de la inaccesible luz.
- Oh Santo,
- te pedimos desde nuestro más íntimo clamor,
- que suplas nuestra ignorancia con la excelsa sabiduría de lo alto;
- porque sabemos, oh gran Dios, que Tú eres nuestro Formador.
- Oh Eterno,
- nuestro espíritu quebrantado, invoca con persistencia tu majestuoso nombre.
- Y sé, que oyes nuestra incensadas oraciones; porque se elevan hasta tu celestial trono,
- oh Hijo del Hombre.
- Paz de Cristo
jueves, 31 de agosto de 2023
EL QUE VIVE EN LAS TINIEBLAS, NO PUEDE VER TU MAJESTUOSA LUZ, OH CRISTO
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