- Jesús, enseña: Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
- bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
- Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
- A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
- Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
- Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
- Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
- Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
- Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ellos nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno con los ingratos y malos.
- Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
- Oh mi Cristo, sin ser importunados, tus auténticos siervos, a todas estas veleidades que pudieran contrariarles obedecen,
- y no prejuzgan.
- Lo que para el mundano generaría disensiones;
- el hijo de Dios, lo resuelve sin hacer ninguna enmienda.
- Sus actos son tan bellos,
- que en nada escatiman,
- ¿será porque carecen de egoísmo?
- Nada hollan en cualquier paso dado,
- porque siempre son bienintencionados,
- al estar revestidos de la gracia del Todopoderoso.
- La Biblia dice: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por nedio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
- Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
- y la paciencia, prueba; y la prueba esperanza;
- y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
- Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
- Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
- Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
- Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
- Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
- Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
- Oh Santo Espíritu,
- en tu presencia estamos consagrados.
- Y del cielo es la excelencia,
- que obra sin tardanza,
- en el siervo bienaventurado.
- Por tu grandiosa piedad, oh Señor, somos tus hijos,
- sin propio merecimiento.
- Justificaste nuestro pecados por gracia,
- Y nos reconciliarse con el Padre, oh Rey de la gloria,
- para ser bendecidos con su majestuoso perdón.
- La Biblia incide: Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,
- y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;
- para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
- He aquí mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciará juicio.
- No contenderá, no voceará, ni nadie oirá en las calles su voz.
- La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.
- Y en su mombre esperarán los gentiles.
- Oh Cristo Jesús, con tu sacrificio en la cruz del Calvario, todo los pecadores fueron redimidos;
- pero para ser salvos, faltaría que creyesen,
- en el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Y el don de la fe,
- es el punto de inflexión.
- Porque el fiel de tu sagrada balanza, oh gran Dios, es taxativo en su veredicto;
- y no obedece, a ninguno de los inmundos ardiles.
- Oh Santo de Israel,
- Tú ofrendaste al mundo la salvación,
- por ser el autor y consumador de la fe;
- a sabiendas de que el ser humano, adolecía de un engañoso y endurecido corazón.
- Oh Hijo del Hombre,
- a todos los que no creyeren,
- en tu santo nombre;
- los apartarás, oh Señor, de los que asignados por gracia se bendicen.
- Paz de Cristo
miércoles, 30 de agosto de 2023
EL QUE PREJUZGA, NO HA ESTADO NUNCA EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario