- La Biblia dice: Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
- Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
- pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
- Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
- y cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
- Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
- Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
- Oh mi Cristo, tu eterna faz verá, el que esté en santidad.
- Y porque en el don de la fe,
- tu irreprensible vida glosas;
- y sólo los siervos consagrados,
- serán los que tengan el privilegio de morar en el Edén.
- Y habrán podido traspasar el umbral del santificado,
- y también el del bienaventurado.
- La Biblia enseña: ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
- Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
- porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
- Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
- Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
- Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
- Oh Santo de Israel, que tu excelsa verdad nos alumbre;
- y se cumpla en nuestras vidas, oh Señor, tu gloriosa santidad,
- que discurre por la sobrenatural senda bíblica.
- Y es tu gracia,
- ciñéndonos de eminente sabiduría,
- oh Rey de reyes, la que nos desvelará tu encriptada eternidad.
- Oh Sumo Salvador,
- tu inconmensurable misericordia, no podría contenerla la inmensidad del universo.
- Y es únicamente tu eterno amor,
- el que todo lo supera con su majestuosidad inmarcesible, oh Eterno.
- Oh Hijo del Hombre,
- ¿es óptimo nuestro estado de pureza, si se hubiera producido en este instante el arrebatamiento?
- Y no otros, sino los celosamente consagrados en tu santísimo nombre;
- habrían podido, oh Altísimo, tener contigo en las nubes el más sagrado e insólito encuentro.
- Oh Sumo Hacedor,
- porque no hay culmen de mayor santidad que tu única gloria;
- nadie podrá reconocerse en la plenitud del amor,
- ni testificar de su celestial grandiosidad en la atemporal y gloriosa nemoria.
- Paz de Cristo
sábado, 5 de agosto de 2023
MULTIPLICA HASTA EL EXTREMO TU OBRA EN CRISTO
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