- El Señor daba palabra; había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.
- Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, las que se quedaban en casa repartían los despojos.
- Oh mi Cristo, del viento de Sion son las loas,
- que anuncian días gloriosos.
- Bien que fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas con amarilled de oro.
- Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
- Oh Eterno,
- todas tus asignaciones profesan bendición.
- Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto el de Basán.
- ¿Por qué observáis, oh montes altos, el monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
- Oh Rey de la gloria, ninguno de los inmundos, contigo morarán,
- por mor de tu santo nombre.
- Los carros de Dios se cuentan por veintena de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario.
- Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Jehová Dios.
- Oh Cristo Altísimo, Tú glosas el eterno sumario;
- porque salvarás indubitablemente a tus siervos consagrados.
- Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación.
- Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
- Oh Santo de Israel, en tu grandiosa fidelidad, no hay sombra de variación;
- porque nos has dado vida, en tu muerte, y muerte de cruz más irreverente.
- Paz de Cristo
viernes, 25 de agosto de 2023
SALMO 68:11,12 EN CRISTO
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