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martes, 4 de julio de 2023

A VECES ELEGIMOS LO VANO DEL MUNDO, E INFRAVALORAMOS TU GLORIA, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
  • sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
  • y lo vil del mundo y menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
  • a fin de que nadie se jacte en su presencia. 
  • Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
  • para que, como está escrito: El que se gloría, gloriese en el Señor. 
  • Oh mi Cristo, Tú das las celestiales bendiciones,
  • al que según tu gloriosa justicia se lo merece;
  • porque en fragiles vasos de barro, guardas la sobrenatural fe, 
  • de áurea excelencia.
  • Y con las rodillas genuflexas, oh Santo, te profesamos adoración, 
  • para rendirnos a tus santísimos pies, y que  nuestras loas sean la máxima expresión de amor. 

  • La Biblia enseña: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,
  • completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
  • Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demas como superiores a él mismo;
  • no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 
  • Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
  • el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 
  • sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
  • y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
  • Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
  • para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
  • y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
  • Oh Rey de la gloria, 
  • en tu esplendoroso sentir, la vida eterna se glosa.
  • Y es que, sin el Todopoderoso Señor Jesucristo, 
  • nada somos.
  • Porque de tu templo, oh Señor, de universal plenitud,
  • hemos de ser columna y baluarte,
  • para saciarnos de sus inmarcesibles bendiciones, 
  • que sólo emanan de su inaccesible y misteriosa luz. 
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • con tu excelsa diestra, 
  • tu multiforme gracia es omnipresente.

  • Oh Cordero inmolado, 
  • se da como un hecho de la más prosaica realidad, 
  • que Tú, oh gran Dios, en la cruz del Calvario fueras vilmente ajusticiado;
  • con el sumarísimo juicio de las hordas escarnecedoras, que tanto sabían de la prodigiosa eternidad.

  • Oh Santo de Israel, 
  • únicamente Tú eras conocedor de la asignación  profética, para reconciliarnos con el Padre; y fue tu grandiosa mision desde el santuario eterno, la que iba a ser tu muerte, y muerte de cruz, para consumar la obra perfecta de indefectible redención, que diera vida y vida en abundancia a toda la abyecta e inicua humanidad.
  • Por ser Tú, oh Señor, el autor y consumador de la fe,
  • nos diste el conocimiento bíblico, de la única y gloriosa verdad. 

  • Oh Eterno, 
  • todo resulta meridianamente claro, 
  • en el antiguo y nuevo Testamento;
  • porque no existe gloria con mayor transparencia, que la fiel e irrefutable inspiración del Espíritu Santo. 
  •                Paz de Cristo 

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