- La Biblia dice: Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
- sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
- y lo vil del mundo y menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
- a fin de que nadie se jacte en su presencia.
- Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
- para que, como está escrito: El que se gloría, gloriese en el Señor.
- Oh mi Cristo, Tú das las celestiales bendiciones,
- al que según tu gloriosa justicia se lo merece;
- porque en fragiles vasos de barro, guardas la sobrenatural fe,
- de áurea excelencia.
- Y con las rodillas genuflexas, oh Santo, te profesamos adoración,
- para rendirnos a tus santísimos pies, y que nuestras loas sean la máxima expresión de amor.
- La Biblia enseña: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,
- completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
- Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demas como superiores a él mismo;
- no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
- Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
- el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
- sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
- y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
- para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
- y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
- Oh Rey de la gloria,
- en tu esplendoroso sentir, la vida eterna se glosa.
- Y es que, sin el Todopoderoso Señor Jesucristo,
- nada somos.
- Porque de tu templo, oh Señor, de universal plenitud,
- hemos de ser columna y baluarte,
- para saciarnos de sus inmarcesibles bendiciones,
- que sólo emanan de su inaccesible y misteriosa luz.
- Oh Hijo del Hombre,
- con tu excelsa diestra,
- tu multiforme gracia es omnipresente.
- Oh Cordero inmolado,
- se da como un hecho de la más prosaica realidad,
- que Tú, oh gran Dios, en la cruz del Calvario fueras vilmente ajusticiado;
- con el sumarísimo juicio de las hordas escarnecedoras, que tanto sabían de la prodigiosa eternidad.
- Oh Santo de Israel,
- únicamente Tú eras conocedor de la asignación profética, para reconciliarnos con el Padre; y fue tu grandiosa mision desde el santuario eterno, la que iba a ser tu muerte, y muerte de cruz, para consumar la obra perfecta de indefectible redención, que diera vida y vida en abundancia a toda la abyecta e inicua humanidad.
- Por ser Tú, oh Señor, el autor y consumador de la fe,
- nos diste el conocimiento bíblico, de la única y gloriosa verdad.
- Oh Eterno,
- todo resulta meridianamente claro,
- en el antiguo y nuevo Testamento;
- porque no existe gloria con mayor transparencia, que la fiel e irrefutable inspiración del Espíritu Santo.
- Paz de Cristo
martes, 4 de julio de 2023
A VECES ELEGIMOS LO VANO DEL MUNDO, E INFRAVALORAMOS TU GLORIA, OH CRISTO
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