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domingo, 2 de julio de 2023

EXISTEN MUCHOS IMPOSTORES, QUE SE CREEN SEGUIDORES DE TU MAJESTUOSO NOMBRE, OH CRISTO

  • Entonces habló Jesús a la gente y a sus discipulos, diciendo:
  • En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 
  • Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.
  • Oh mi Cristo, a su falsa actitud Tú te estás dirigiendo;
  • y es que, en nada coinciden con ser hacedores de los bíblicos preceptos, 
  • que ni por asomo les atañen.

  • Y Jesús también dijo: El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
  • Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. 
  • Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
  • Oh Rey de la gloria, únicamente el que es hacedor del Evangelio, 
  • será por el cielo bendecido;
  • pero ninguna excusa le valdrá al impostor, del hecho nefando.

  • Oh Cristo Redentor, 
  • Tú te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz.
  • Y momentos antes de expirar, verbalizaste: Consumado es. ¡Quién sino Tú, oh Santo de Israel, pudo redimir y justificar los pecados de toda la humanidad, con su excelso amor!
  • Porque no hiciste acepción de personas, oh gran Yo Soy, al redimirnos con tu majestuosa luz.
  •  
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • tus siervos somos parte de la gran comisión,  que Tú asignaste antes de subir a los cielos.
  • Pero la adoración de tu santo nombre, 
  • conlleva el ser celosos hacedores de los santos Evangelios.

  • La Biblia enseña: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
  • Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
  • Oh Cristo Altísimo, por tu Sagrada Palabra el que yerra, sabrá: 
  • que lo que anduvo hasta ahora; no fue por las angostas, sino por las anchas sendas.

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • es tu Sagrada Escritura, la única que no puede redargűir para hacer el irreprensible bien.
  • Y en esta transformación, oh Eterno, sólo cabe tu grandioso amor; 
  • para santificar el alma, de no se sabe quien. 
  •              Paz de Cristo 

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