- La Biblia enseña: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
- Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.
- Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón.
- He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
- produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y al cercano, dijo Jehová; yo lo sanaré.
- Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no pueden estarse quietos, y sus aguas arrojan cieno y lodo.
- No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
- Oh mi Cristo, Tú sólo abrirás la excelsa gloria, para tus hijos santificados,
- por ser a los que tu majestuoso nombre les has revelado.
- Y a la sazón,
- en en día postrero seréis bienaventurados;
- porque os protejeré
- con el resplandor sagrado,
- para evitaros caer en la tétrica obscuridad de los abismos.
- La Biblia incide: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
- como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
- sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
- porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
- Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
- sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata,
- sino con la sangre preciosa de Cristo, como un Cordero sin mancha y sin contaminación,
- ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor a vosotros,
- y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios.
- Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraterno no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
- siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
- Porque: Toda carne es como hierba, y toda gloria del hombre como flor de hierba. La hierba se seca, y la flor se cae;
- mas la palabra del Señor pernanece para siempre.
- Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo, Tú nos has guardado;
- y pletóricos de excelencia,
- perseveraremos hasta el fin,
- oh Señor, para que seamos aprobados con el galardón de lo alto.
- Si predicas al Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, predícale de todo tu corazón;
- porque con gran celo lo exalta,
- el que lo hace con inconmensurable adoración.
- Y es que, los que exhortan, velan y oran son los auténticos siervos,
- que en la búsqueda de tu rostro, oh Cristo Jesús, están incesantemente entregados.
- Asido a tu santo nombre, me siento seguro,
- porque la gracia a mi lado prevalece;
- pues nada para el que en Cristo cree,
- le será en su existencia imposible;
- al ser su alma, por la excelsa diestra bendecida.
- Oh Cristo Redentor,
- en el silente sacrificio de cruz,
- manifiesto fue tu piadoso amor,
- para los que en nuestro corazón interiorizamos, oh Rey de la gloria, tu admirable luz.
- Oh Santo de Israel,
- una parte de tus prodigios y señales, vienen con nitidez escritos en la Sagrada Palabra.
- Y con fervor emergía la fe,
- en el que se consumaba tu gracia.
- Oh Hijo del Hombre,
- al que le revelaste,
- tu nombre que es sobre todo nombre;
- en un de repente, se le abrieron los cielos Cristocéntricamente.
- Paz de Cristo
sábado, 22 de julio de 2023
NO DES PÁBULO A LOS QUE NO POSTULEN LA SANTIDAD EN CRISTO
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