- La Biblia dice: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
- Pero Dios nos las reveló por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
- Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
- Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
- lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas con sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
- Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
- En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
- Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
- Oh mi Cristo, ¿cuánta obscenidad ata al hombre, que es herencia del obscurantismo ancestral?
- Pero de esta abominable iniquidad, están al margen los consagrados;
- porque todo ellos por la excelsa diestra del Señor, fueron santificados.
- Y es que, el que vive postrado a los pies de Cristo; todo trapo de inmundicia, de su santo ser ha raido.
- Porque la gracia celestial,
- a limpiado lo estéril tan profundamente,
- que nada más asume,
- la perfecta verdad del Espíritu.
- Jesús, dijo: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
- Pero hay algunos de vosotros que no creen.
- Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
- Y unicamente de lo alto interiorizaremos la eterna sabiduría;
- porque no existe,
- fuera del Omnipotente que todo lo sabe.
- Oh Alto y Sublime,
- tu multiforme gracia, en los siervos que creen en tu majestuoso nombre,
- se manifiesta invariablemente,
- oh Hijo del Hombre.
- Oh Sumo Alfarero,
- en tu gloriosa rueda, se hace visible la misteriosa transformación,
- del que es inherente a un nuevo nacimiento,
- al reconocerse en su vivificante corazón.
- Oh Rey de la gloria,
- toda santidad nos viene dada por la magnificencia del Santo Espíritu.
- E irreprensibles buscaremos tu santísimo rostro en victoria,
- oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Paz de Cristo
martes, 11 de julio de 2023
ABRE TUS OJOS ESPIRITUALES EN CRISTO
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