TUS AUTÉNTICOS SIERVOS NUNCA TOMARÁN TU GLORIOSO NOMBRE EN VANO, OH CRISTO

• La Biblia enseña: Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 
• Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
• por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
• Oh mi Cristo, a los obnubilados seres humanos, no les son de recibo tus inconmensurables bendiciones.
• Y en su obtusa mente no penetran,
• porque tendrían que atar muchos cabos sueltos. 
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• Jesús, dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 
• El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 
• Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
• tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. 
• Rendidos estamos a tus pies, oh Altísimo, por  habernos dado revelación de tu Sagrada Escritura.
• Porque será bienaventurado, 
• el que fuere hacedor de todas y cada una de tus asignaciones bíblicas,
• que desde la eternidad y hasta la eternidad perdurarán. 
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• Oh Cristo Redentor, 
• tus auténticos siervos te damos las gracias por el gran privilegio de ser concebidos a tu imagen,  y conforme a tu semejanza.
• Pero una inmensa mayoría del mundo piensa, oh Santo de Israel, que Tú no eres el Todopoderoso Creador;
• porque la santísima verdad de la Sagrada Escritura; según la carnalidad de su obscenas mentes, es falsa. 
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• Oh Santo, 
• es imposible asunir sin el don de la fe, 
• las revelaciones de tu gracia derramadas de lo alto,
• para el que por el Espíritu no ve.
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• Oh Fiel y Verdadero, 
• los nombres de tus genuinos siervos, 
• están con un cincel Cristocéntrico escritos en el cielo,
• para morar con el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, en los paraísos eternos.
•                 Paz de Cristo