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sábado, 29 de julio de 2023

PORQUE SOMOS CARTAS LEÍDAS, PURIFIQUEMOS NUESTRO ALTAR ANTE TU INMINENTE ARREBATAMIENTO, OH CRISTO

  • La Biblia enseña: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
  • Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
  • Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
  • Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
  • Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
  • Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. 
  • Oh mi Cristo, de gran regocijo ha de ser este singular encuentro con tu Iglesia amada;
  • y este pasaje bíblico, toca lo más insondable de la fe;
  • porque guarda ferviente relación con los que en Cristo partieron. 
  • Es tan grandioso lo que suscita tan misterioso anhelo, 
  • que lo guardamos en nuestro corazón, como el más glorioso e inconmensurable honor;
  • por ser los que exultantes de gozo viviremos, oh Soberano Señor, en tus eternas moradas.

  • La Biblia dice: Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 
  • siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
  • Oh Santo de Israel, tuyas son las celestiales bendiciones, 
  • que nos preservan del maligno, para traspasar el umbral de la sobrenatural salvación.

  • Oh Cordero inmolado, 
  • todo lo que enseña la Sagrada Palabra acerca de la salvación, viene precedido, oh Rey de reyes, de tu abominable muerte, y muerte de cruz. 
  • Oh Santo,  tu sacrificio fue tan execrable, para que el inicuo mundo fuera con el Padre reconciliado;
  • porque la estrella resplandeciente de la mañana, nos sanó la opacidad de nuestra mirada con su majestuosa luz.

  • Oh Alfa y Omega, las almas santas, 
  • en tu regazo recibieron bendita protección.
  • Y de ningun inmundo, serán pasto de sus asechanzas;
  • porque la incorruptible santidad, rebosa de su corazón. 

  • Oh gran Yo Soy, 
  • a las almas de impoluta pureza;
  • un día como hoy,
  • arrebatarás con la excelsa diestra, por ser sin arruga y sin mancha, tu única y sublime Iglesia de bíblica certeza.
  •                   Paz de Cristo 

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