EN TUS JUICIOS SIEMPRE YERRAS, PORQUE TE FALTAN MUCHOS CABOS POR ATAR EN CRISTO

• Jesús, dijo: No juzguéis, para que no seáis juzgados.
• Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
• Oh mi Cristo, has concernido de santificación a tus auténticos heraldos;
• porque ellos son el verdadero puente para el errático; que deambula en la obscuridad perdido. 
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• Jesús, enfatiza: ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 
• El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
• Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
• Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. 
• Oh Cristo de la gloria,
• únicamente en tu Sagrada Escritura, se ve el celestial crecimiento de las espirituales rosas.
• Y serán las que a Cristo Jesús llamarán Señor por el Espíritu, 
• cuando de gracia sea la pureza de su sobrenatural vestido.
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• Oh Santo de Israel, 
• en tu ministerio público, nos enseñaste a no tener doblez de corazón. 
• Y a que no hubiera ningún espacio con desamor en nuestro ser;
• para que pudiere surgir con desmesura el fraternal perdón.
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• Oh Hijo del Hombre, 
• los mimbres de tu amor son una fortaleza inexpugnable. 
• Y es en la revelación, oh Rey de reyes, de tu majestuoso nombre,
• donde se manifiesta su deidad más loable. 
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• Oh Santo,
• tu paz;
• la paz que viene de lo alto,
• es el culmen de la única senda, que nos ceñirá imperecederamente, oh gran Yo Soy, de la gloriosa e inconmensurable eternidad. 
•              Paz de Cristo