- La Biblia enseña: Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro Padre, desde el siglo y hasta el siglo.
- Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
- Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
- Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
- Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo esto es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
- Oh mi Cristo, para que tu eterna morada sea nuestro sobrenatural destino,
- denodadamente perseveraremos;
- pero tenemos el vivificante anhelo de visualizarlo primeramente en los misteriosos sueños.
- Oh Hijo del Hombre,
- en tu luz inaccesible, deseamos imperecederamente guardarnos.
- La Biblia constata: Como está escrito; Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero.
- Antes de todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
- Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir,
- ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
- Oh Santo de Israel, radiante será la pureza de nuestro altar en el día postrero,
- para ser irreprensibles ante el que de lo inmundo nos guardó.
- Y ferviente adoración rendir,
- a el Alto y Sublime que habita lo eterno.
- La Biblia incide: Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue fornado Dios, ni lo será después de mí.
- Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
- Yo anuncié, y salvé, e hice oir, y no hubo entre vosotros Dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
- Aun antes de que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
- Oh gran Yo Soy, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Y fuera de tu gloria, será el llanto y el crujir de dientes, del que en ella por su profana insolencia no cabe;
- porque al proceder con altanería y escarnio en la vida de los siervos consagrados,
- el lago de fuego y azufre los consumirá.
- La Biblia reseña: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
- Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
- Oh Cordero inmolado,
- Tú diste tu vida en la cruz, para resucitar al tercer día; y dar vida eterna, a los que estaban revestidos del glorioso galardón de ser santos.
- Oh Eterno,
- pasó el tiempo suficiente de buscar tu rostro.
- Y la nueva Jerusalén bajo del cielo,
- para juzgar a las naciones, oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, contigo sentado en el gran trono blanco.
- Paz de Cristo
miércoles, 5 de julio de 2023
EL MÁXIMO GALARDÓN ES LOAR TU SANTO NOMBRE, OH CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario