- El fin de todo discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
- Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
- Oh mi Cristo, el peso del santificado corazón humano, nunca conllevará incertidumbre,
- ante la infalible justicia de tu balanza sagrada.
- Oh Santo de Israel, tu sacrificio en la cruz del Calvario,
- fue un precio tan elevado, que no podrá ser asumido por la inicua humanidad.
- Y el Todopoderoso Señor Jesucristo, ve tus acciones desde su glorioso santuario,
- para que en el día postrero seas juzgado por tu obscura ignominia o por tu radiante verdad.
- Oh Cristo Redentor,
- el eco de cada latigazo que te infligieron, aún se oye en todo el universo por ti creado.
- Y de las hirientes laceraciones de tu cuerpo, emanaba el majestuoso amor,
- que ofrendaste inmerecidamente a toda la hunanidad, oh Cordero inmolado.
- Oh Rey de reyes y Señor de señores,
- en la belleza de tu silencio,
- se hizo manifiesta la piedad por tus escarnecedores,
- que te profirieron el más cruel vituperio.
- Oh Alfa y Omega,
- por tu gracia somos salvos.
- Pero el alma que no crea en tu santo nombre, y se arrepienta;
- no tendrá, sino vergüenza y confusión por la eternidad, como letal condenación por sus pecados.
- Paz de Cristo
domingo, 8 de agosto de 2021
ECLESIASTÉS 12:13,14 EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario