- ¿Qué Dios, como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
- Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
- Oh mi Cristo, los que se rinden a tus majestuosos pies, han desterrado la séptica malicia,
- para ser en tu glorioso nombre santificados.
- Oh Cristo Redentor,
- seguros estamos en la inexpugnable fortaleza de tu sagrado nombre.
- Porque en la cruz del Cavario, derramaste sobre toda la humanidad las bendiciones de tu eterno amor;
- y ninguno, sino Tú, ha podido transformar el corazón pétreo del profano, oh Señor, en uno engendrado por tu espiritual linaje.
- Oh Alto y Sublime,
- el ser humano se reviste sin pudor de un patrón de iniquidad.
- Y en la perversión está firme,
- haciendo caso omiso de la santísima verdad.
- Oh Fiel y Verdadero,
- la mundanal conducta aprueba soterradamente el fingimiento.
- Y Tú, bendito fuiste, oh Cristo, clavado en el madero,
- para darnos vida en el eterno firmamento.
- Oh Soberano Salvador,
- inasumible para el ser humano es tu inmarcesible fidelidad.
- Pero, oh Rey de la gloria, de tu universal resplandor,
- emana la inefable santidad.
- Paz de Cristo
lunes, 16 de agosto de 2021
MIQUEAS 7:18,19 EN CRISTO
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