- Oh mi Cristo,
- El hermano en santidad no prejuzga.
- No existe sabiduría de lo alto que no venga del Santo Espíritu;
- y es la que nos da provisión de la consagración perfecta.
- Oh Cordero inmolado,
- en tu abominable sacrificio en la cruz del Calvario, padeciste el mayor escarnio, proferido por la abyecta humanidad.
- Y fue tu cuerpo, oh Señor, vilmente lacerado,
- por las hordas de impiedad.
- Oh Santo de Israel,
- al séptico corazón humano no le conmueven tu señales sagradas, para rendirse a tus pies y proclamar en tu nombre su arrepentimiento.
- Condición indispensable es haber recibido el don de la fe,
- que te hace ver la luz del Fundamento.
- Oh Sumo Hacedor,
- atribuible es a sus fuerzas, todo lo que posee el impío.
- Pero es que, aún no ha asumido en su inexistente amor,
- que es en vano lo que en él mundo hizo; porque con quebrantamiento de espíritu, nunca se arrepintió.
- Oh Alfa y Omega,
- la libertad que Tú predicas, le es ajena a las entenebrecidas almas.
- Porque sumidas en la obscenidad, oh Rey de la gloria, son contrarias a tu sobrenatural pureza;
- al desconocer que Tú les anuncias las buenas nuevas, para que sean en la eternidad salvas.
- Paz de Cristo
domingo, 22 de agosto de 2021
EL QUE PREJUZGA, NO ESTÁ EN CRISTO
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