- Oh mi Cristo, la ambigua naturaleza de nuestro pensamiento,
- no percibe nitidamente tu inmarcesible fidelidad.
- Y sin embargo, oh Señor, tu vivífico aliento,
- ha concernido inopinadamente a nuestro esforzado corazón de la santísima verdad.
- Oh Cristo Redentor,
- a que pétreo corazón no ha conmovido tu abominable crucifixión.
- Y es que, ¿no se ha quebrantado todo ser humano al conocer, oh Rey de la gloria, que clavado en la cruz del Calvario, nos ofrendaste la excelencia de tu sagrado amor?
- ¿O tal vez, no se compungieron, oh Santo de Israel, al escuchar tu majestuoso perdón?
- Oh Sumo Hacedor,
- es sorprendente para nuestro intelecto, la preciosa y precisa conjunción de la inmensidad del universo creado, que está delimitado por tu excelsa diestra.
- Oh Sumo Creador,
- tu nos pruebas como oro en el crisol, para ver si en nuestra alma hay verdadera pureza.
- Oh Fiel y Verdadero,
- nada podemos ocultar.
- Y es que, oh Cristo Jesús, Tú lo sabes todo;
- y conoces perfectamente, cual ha sido la mediocre y profusa intensidad de mi alma al amar.
- Oh Altísimo Señor y Salvador Jesucristo,
- necesitamos que nos sustentes hasta en el más infinitesimal tiempo de nuestra vida.
- Derrama sobre tus siervos, oh Eterno, la verdad del Santo Espíritu,
- para ser fieles discípulos de tu senda bendita.
- Paz de Cristo
jueves, 5 de agosto de 2021
TÚ ERES EL ÚNICO FIEL, OH CRISTO
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